Ahora que estamos en verano, ¿alguna vez habéis ido a algún río a pasar el día?, ¿os habéis fijado que tipos de animales había? En Galicia, en estas fechas, abundan las libélulas y los caballitos del diablo. Por eso hoy, os queremos hablar de la importancia de estos macroinvertebrados.
Estos insectos están englobados en el orden Odonata, donde hay, a día de hoy, más de 6.000 especies clasificadas. Dentro de este grupo podemos encontrar dos subórdenes, el Anisoptera, que engloba las llamadas comúnmente libélulas y el Zygoptera que agrupa a las especies conocidas como caballitos del diablo.
Los ecosistemas dulceacuículas son los grandes hábitats de estos grupos. Además, son grandes indicadores de la calidad de las aguas. Encontrarse estos insectos en ríos, lagos… y más en estas fechas, en plena reproducción, es una buena señal de que ese ecosistema no está contaminado.
Ciclo de vida de las libélulas y los caballitos del diablo
Estos dos tipos de odonatos presentan reproducción sexual. De hecho, es muy común ver en esta época de año a estos insectos reproduciéndose, formando ese famoso corazón para la cópula.
Una vez la hembra está fecundada, mientras ella se encarga de poner los huevos en una planta que esté en el agua (o en el agua directamente) y hasta que eclosionen, el macho, normalmente, sobrevuela la zona para protegerlos de amenazas, como depredadores.
A la hora de desarrollarse, estos insectos pasan por una etapa de metamorfosis. Cuando los huevos eclosionan, los odonatos empieza su etapa como ninfa en el agua. Esta etapa es la más prolongada, de hecho algunas especies de ninfas puedes tardar hasta 3 años en pasar a su fase adulta.
Para realizar la metamorfosis, la ninfa abandona el agua, normalmente a la noche y se pone en un lugar seguro como alguna hoja, tallo de una planta o piedra. Aquí es cuando se desprende de su piel, llamada exuvia.
En estado adulto, después de dejar atrás la exuvia, espera en un lugar seguro para secarse al sol, hasta que sus alas están secas y pueda volar sin problema.
Así finalmente es como las libélulas y caballitos de diablo, llegan a su estado adulto y madurez sexual para poder reproducirse. En el siguiente vídeo se puede ver la reproducción de dos odonatos adultos con la famosa forma de corazón.
Función de los odonatos en los ecosistemas
Las libélulas y los caballitos del diablo forman un grupo taxonómico muy importante en las comunidades acuáticas.
Estos insectos, indirectamente, ayudan a la conservación de los medios acuáticos. De hecho, son bioindicadores de estos ecosistemas, ya que son muy sensibles a la contaminación del agua.
La presencia de estos macroinvertebrados en ríos, lagunas, charcas, etc. sirve como un indicador de la alta biodiversidad de esa zona, la calidad del agua y el buen estado de conservación del propio ecosistema.
Concretamente, si en un río nos encontramos con larvas en el agua y adultos volando, nos garantizamos de que se trata de un agua bien oxigenada y sin contaminación. Ya que si no, las larvas no se desarrollarían en ella.
Además de esto, tanto las libélulas como los caballitos del diablo juegan un papel clave para la ecología de estos ecosistemas, ya que procesan la materia orgánica y promueven el flujo de alimento a otros organismos.
Peligros y amenazas de las libélulas
Como en casi todos los problemas que tenemos con los ecosistemas, su deterioro se debe principalmente a la actividad antropogénica.
La llegada de especies alóctonas es un gran peligro para las especies autóctonas. Estas, pueden ser depredadores de estos insectos o competir con ellos por alimento, lugar de reproducción, recursos, etc. lo que puede llevar a desplazar a las especies propias de la zona.
Otro factor importante, a la vez que grave, es la contaminación de los ríos, ya que como comentamos arriba, para el desarrollo de las libélulas se necesita un agua limpia, sin contaminación.
Por desgracia, no es la primera vez que encontramos algún tipo de vertido en el río. Muchos ecosistemas de este tipo se ven afectados por la ganadería y la agricultura. Debido a estas actividades, vertidos como purines, fertilizantes o pesticidas, muchas veces acaban en las aguas de los ríos, perturbando tanto la fauna como la flora y pudiendo acabar con la mayoría de biodiversidad de estos ecosistemas.
Estas actividades, finalmente pueden acabar con la destrucción de los hábitats de las libélulas y de la biodiversidad ecológica de estos medios.
Además, si estos insectos se ven afectadas, a la vez, otros organismo del mismo ecosistema que se relacionan con la cadena trófica también podrán desaparecer, volviéndose un ecosistema totalmente pobre.
Esperamos que os haya gustado esta pequeña introducción sobre la importancia de las libélulas y los caballitos del diablo en los ecosistemas acuáticos. Muchas veces no le damos el valor que deberíamos a las cosas. Pero la concienciación del respeto por el medioambiente y los ecosistemas, si queremos disfrutar de ellos y conservarlos, es algo clave en nuestra vida.
Un ecosaludo!